Todavía no dan las doce de la noche. Bien, muy bien por quienes ya incluyeron su comentario sobre Saussure y Peirce. Prueba superada. Éste es un buen modo de permitirnos saber lo que ustedes ya saben sobre semiótica, para así poder trabajar mejor. Quienes no pudieron agregar su comentario a tiempo, por favor hagan algún comentario para saber si siguen en el curso y ver qué pasó.
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Ahora, unos detalles interesantes…
Sobre la seducción subliminal.
Desde la crítica que establece la semiótica: no existe ni puede existir tal cosa.
En tanto que la comunicación humana es, en esencia, de carácter semiótico, es decir, convencional, un acuerdo de conciencias, entonces únicamente se convierten en mensaje los textos que la conciencia reconoce y acepta como tales; así que si el significante o materia de un texto llega, vía alguno de los sentidos, hasta el fondo del cerebro, si no lo recibe la plena conciencia como texto, pues nomás no comunica nada. Porque fuera de la plena conciencia no hay nada en donde ese significante pueda causar el efecto de signo. Luego entonces, quien recibe el mensaje de modo “subliminal”, es decir, por debajo del limen o umbral de la conciencia, nomás no lo recibe de ninguna manera como mensaje, nada de ese supuesto significante le significa, nunca. Lo que no se conoce como mensaje de principio, ya no se conoce de ninguna manera, siempre es olvido puro, sólo olvido. Por eso no puede haber seducción de ese tipo. Sólo recibimos como mensaje lo que ingresa a la plena conciencia, porque la plena conciencia es el único sitio donde se construyen los sistemas de signos.
En realidad: no hay conciencia por arriba ni por debajo de la conciencia.
El concepto de “inconsciente” es mejor que el de “subconsciente” para hablar de los olvidos que significan, según plantea Freud. Pero, en tal caso, el inconsciente es aquello que habiendo pasado alguna vez por la plena conciencia, ésta lo rechazó o repudió y lo convirtió en un contra-mensaje, por razones del deseo y el contradeseo… sin embargo, eso ya es otra cosa que nada tiene que ver con el mito de la “seducción subliminal”.
¿Se entiende? ¿Qué hay que explicar para que se entienda mejor?
Sobre el signo matemático.
Como se debe comenzar a entender, todo sistema sígnico es convencional, un acuerdo entre conciencias.
Hasta el momento actual, el más perfecto sistema de signos que hemos podido imaginar los seres humanos son las matemáticas. Expresan un ideal inmenso. Un sistema semiótico hasta cierto punto autosuficiente, aunque, entonces, por eso mismo, artificial por completo. Pero que ha sido muy útil para entender el orden de la materia universal.
Sin embargo, es sólo un sistema de signos, un producto del pensamiento, no tiene que ver con la plena realidad, sino más bien todo lo contrario. Por eso es muy importante reflexionar sobre las matemáticas como semiótica. Para así poder practicarlas mejor, con mayor responsabilidad humana por haberlas creado.
Después de todo, las matemáticas organizan el gran dispositivo de la técnica.
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Y ahora acerca de la tarea que pedía reflexionar sobre las semióticas de Saussure y Peirce….
La semiología de Ferdinand de Saussure es un modelo dualista (signo = significante / significado), reproduce, de modo inconsciente tal vez, el dualismo institucional falogocéntrico, la ilusión sin fundamento de que el universo es un acontecimiento dual (positivo y negativo). Mientras que el modelo de Charles Sanders Peirce es triádico (signo = representamen / objeto / interpretante), de manera que desborda el esquema ideológico dualista y deja pensar la realidad como una suma siempre cambiante de diferencias, nunca simétrica y siempre cambiante.
Tenemos dos modelos de semiótica…
Uno, el de Saussure, nos deja ver cómo funciona el mito ideológico del dualismo patriarcal falogocéntrico: masculino-visible-SIGNIFICANTE sobre femenino-invisible-SIGNIFICADO. Reproduce el esquema del sueño de amor que todo lo reduce a dos que se enfrentan y necesitan. Cree que es posible la existencia de un signo único: El Signo.
Y otro, el de Peirce, nos plantea un modelo diferente, que desborda la norma, organizado en sistemas de triadas. Deshace la ilusión dualista que sólo favorece al lado positivo-macho sobre el negativo-hembra, y nos permite pensar y existir de otra(s) manera(s). Considera que siempre hay sistemas de signos, siempre muchos signos, todos los signos y nunca de los nuncas el signo único.
Ahora bien, el discurso semiótico de Saussure deja pensar que basta nada más con que haya un significante para que haya signo – como si los signos fueran algo natural y presente en la materia como materia; mientras que el discurso semiótico de Peirce (apellido que, en buen inglés bostoniano, se pronuncia “Perz”) nos deja entender que los signos únicamente existen cuando hay conciencias vivas interpretándolos y empleándolos como signos, permitiéndonos comprender de esta manera que el sistema de los signos es un acto de inteligencia, una idea, nunca únicamente una cosa, siempre una idea, pensamiento puro. La relación esencial de todos los seres vivos pensantes, lo más común que nos comunica como humanidad.
Saussure plantea que un signo adquiere pleno sentido con los signos que forman su contexto, mientras que Peirce dice que ningún signo tiene un solo significado sino que siempre está vibrando con varias posibilidades de significación dentro y fuera de su contexto inmediato, por eso unas veces vemos una cosa de una manera y otras veces la vemos de otra manera, no vemos todo igual siempre.
Por Peirce podemos entender que el significado en realidad no está en el significante. El significado está en quienes interpretan una cosa como significante, el significado está en la conciencia de quien interpreta. De este modo podemos desechar y olvidar la seducción subliminal, para concentrarnos más y mejor en la semiótica.
Ahora bien, analizada la semiótica de Peirce desde la teoría de la comunicación se hace manifiesto su carácter solipsista, todo lo reduce a un solo interpretante, el receptor, cosa hasta cierto punto cierta; pero en realidad no hay auténtico signo para una conciencia interpretante si ese signo no fue emitido antes por otra conciencia también interpretante. Por eso, al planteamiento de Peirce hay que agregarle el modelo base de la comunicación: conciencia interpretante emisora – mensaje sígnico o texto representamen – conciencia interpretante receptora.
¿Se entiende? ¿Qué es conveniente aclarar más?
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Piensa, sólo hay curso de semiótica cuanto tú entiendes bien todo esto. Por eso es muy importante la interacción dialogante entre tú, conciencia del cuerpo estudiante, y nosotras, la Chorcha Chillys Willys, conciencia del cuerpo docente.
Un diálogo, nuestro diálogo, es la sustancia de este curso de semiótica para principiantes.
¿Qué opinas de eso? ¿Qué esperas aprender aquí como semiótica?
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