Friday, May 08, 2009

Megademia


Ana Comnena, Pizzicato Five, Michel Foucault, Peirce, comer, existir, los signos...

Así iba todo.

Y de repente: llegó la Megademia (2009) a la ciudad de México: virus A/H1N1. Y todo lo "alevantó".

Todo se conmovió. Riesgo de muerte, al principio. Eso fue lo que se sintió. Más si se entendía algo de virus acelerados y ciudades sucias con alto indice de esmog en el aire.

Cuarentena relativa. Observación general. Encierro casero. Muchas dudas, mucha ignorancia. Más miedo.

Poco a poco se supo de la novedad de este virus. También que no era tan mortal como parecía. Más todo lo demás que se ha venido sabiendo o reconociendo. Un cambio sociocultural. El miedo a la pandemia.

Cosas que obligan a revisar de otra forma la semiótica. Un saber que se relaciona de modo directo con el diagnóstico de las enfermedades mediante la observación de sus síntomas.

El síntoma general de la ciudad fue la locura, la Megamedia produjo todas las figuras del delirio colectivo que se pueda imaginar dentro del orden de la catástrofe tranquila. Delirio por encierro. Medio mundo lo padeció de forma galopante en la ciudad. Un enredo de signos. Que, sin embargo, funcionó bien, detuvo la Megademia de influenza por virus A/H1N1. Y poco a poco los delirios se diluyen frente al principio de la realidad.

Sí, ¡qué raro signo es la enfermedad! ¡El miedo a la enfermedad mortal! Nos distrajo de todo, al hacer que nos concentráramos en todo, de otra manera. Una conmoción.

De signos.

Que obliga a repensar todo, otra vez. Porque de verdad cuesta trabajo entender el mundo que se nombra, lo mismo que tratar de nombrar la realidad. Todo se aleja, todo se hace, por un instante, y se dehace de inmediato. Con miedo, con angustia, toda certeza se disuelve en el aire. Pero no queda nada, algo queda, algo se fija, permanece, tal como explica José Lezama Lima. Se da La Fijeza en el centro de la nada, que en realidad es el centro de nada, el centro de donde fluye la huella de los signos, la huella, sólo la huella... el pie que la pisa y deja marcada ya va más allá.

Nos hace pensar. Para asi tratar de ver el pensar y repensarlo, con la conciencia. De los signos.

Hasta dar el salto a twitter y ya casi no regresar a las blogs. No como antes. Pero sin negar que todo esto ya es saber acumulado, noosfera.

Y en ello estamos.

Monday, April 20, 2009

César Bruto informa


"...porque yo acostunbro a escribir
sin andarme fijando adonde se
ponen las sintasiS, prosodias,
preposisiones, verbos, partisipios y
sinalefaS, como hacen
los profesionales de la pluma."


Sunday, April 19, 2009

CITY ZEN Q-Y-ZYN



La música también es comida.
Total, si no quita bien el hambre, sí quita la tirria y arranca la melancolía.
Ta ta ta-tan...
Tar-ta Ta-tán...

Saturday, April 18, 2009

Ella La(s) Musa(s)


Triunfa, ahora, la imagen del poema de Constantino Cavafis, producto, a su vez, de la tradición interpretante más ortodoxa y herética al mismo tiempo, el sentido común. Así las cosas: la vida de Ana Comnena se frustró por no ser la emperatriz que quiso ser. Sólo eso fue su dolor, la congoja de su arrogancia, la angustia de su fracaso. Algo más terrible, para ella, que la viudez o la muerte del emperador, su padre. No haber sido la goberante que pudo ser, la emperatriz que quiso ser, la mujer que en algún momento, según parece, su padre educó para ello, para luego optar por la normalidad de transimitir y heredar el poder el imperio a su hijo de sexo masculino, Juan.

El modo como ella evita tratar ese tema dentro de La Alejiada gravita en dirección a esa idea, de que su mente estaba adolorida por ello. Es casi la única idea que Occidente tiene de ella, además de su desprecio por la mala educación de los cruzados.

Por lo que hemos podido estudiar ya sobre ella y su libro, hay más que eso para recordarla como una mujer apoderada. Alguien que se libró, como Sor Juana Inés de la Cruz, de muchos de los males de su época contra las personas del sexo femenino; aunque al final quedó rudamente envuelta en las trampas de la fe en el patriarca, porque quedó atrapada en la trampa de trampas que es el orden simbólico del patriarca (uno macho indual). Y todo eso.

Nos jalona mejor la idea de la mujer que estudia más que lo usual incluso para los varones de su tiempo y su mundo. Pues, por lo que deja leer La Alejiada, ella realmente estuvo formada en la alta erudición helénica de la corte de los comnenos, en un Siglo XII Bizantino donde se puede creer que lo clásico vivió un renacimiento trascente, ya que en ese momento la civilización que hoy llamamos bizantina parece haber vivido un largo período de equilibrio, justicia y equidad en la vida cotidiana, hasta en medio de mil y un guerras y conflictos políticos de regular violencia.

Y por ello su ejemplo nos ilumina el pensar y el actuar en medio de la noche del nihilismo. Pero ya en espera de la Aurora, como diría María Zambrano.

Porque así todo es recibir y emitir conjuntos de signos. Como los que nos hacen pensar en Ana Comnena como ejemplo práctico dentro de este curso.

El giro del signo, la psicosemiótica actual


"...Estas hazañas que voy a relatar, no en orden de presumir mi competencia en las letras, sino porque los asuntos de esta importancia no deben quedar sin ser testimoniados para las generaciones futuras. Pues aún la más grande de las hazañas, si no es felizmente preservada en palabra escrita y entregada así a la rememoración, se extingue por completo en la oscuridad del silencio..."

Luchar contra la corriente del tiempo, actuar contra ese silencio oscuro que nada recuerda, que todo lo pierde en la nada. Libido de escritura. Deseo de PSICOSEMIÓTICA. Miedo a la muerte. Temor a la nada. Para eso, se dice, trabaja la maquinaria de la escritura, una metáfora de la memoria, que funciona con metáforas, como metáfora de las metáforas, en cada mente pensante, dado que la memoria de que se habla ocurre donde hay esta repetición que llamamos "escritura", la marca de la huella y su eco en la conciencia, las imágenes, así, una huella que marca como escritura, para el recuerdo, así todo sea "escrito" o "inscrito" en una mente, en una hoja de papel, en una pantalla eléctrica o en una piedra. La máquina de la escritura es eso. Lo escrito es memoria que regresa, expansión de la conciencia del tiempo personal, un hecho que se repite, intencionada repetición, intensa repetición. Temeraria tarea de Sísifo, ir y venir con el sentido de la comunicación. Nuestra correspondencia, si tú lees ahora este escrito. Hay un yo que nos lo dice. Literalmente, contra nuestra voluntad. Pensar, seguir pensando, con signos, con la máquina de la escritura.

Tarjeta postal o poste tarjetero. Telecomunicación. Lo que no tiene que estar aquí cuando esto funciona como debe ser, porque el significado de lo(s) signo(s) es algo que debe estar en nuestra mente o PSIQUE. Como producto del trabajo de los signos -- un trabajo siempre colectivo, sociocultural, sobre-codificado.

Nuestra intercomunicación. El curso del curso como nuestro discurso. Algo que no es solipsismo si no estás tú y yo somos nosotras, las personas que generamos esta blog.

Signos o "semas" entre personas o mentes o "psiques". Tal cosa es esta psicosemiótica. Un giro de autoconciencia sobre la trama de la cuestión social, lo que en realidad se pacta con el contrato verbal, con el ser nuestro de cada día en la casa de la palabra. El juego del mono gramático, según muchos contextos.

WO-J


La cotidiana hazaña de pensar. Un acto que significa comunicarse. De principio, cada quien con sí mismo/a, cada quien con su ego --que, en este orden simbólico, siempre es un ego con género. Yo = ego/Ego, el yo-yo de la existencia interactiva: psicosemiótica interna para el organismo de (una/la) mente pensante. En tanto que todo esto opera entre un yo que emite y un yo que recibe lo que estas palabras dicen, un significado de carácter holista, puesto que siempre dice más que lo que se puede decir con lo que ya va dicho. Actuar contra el olvido, casi sin querer, casi sin darnos cuenta. Escribir.


Porque hay que guardar la memoria de lo memorable. Porque da miedo no da guardar la memoria de lo correcto. No guardar la memoria.

La indeterminada repetición de la memoria dentro de un organismo vivo como el nuestro, que escribe y lee lo que se escribe.

Diagnóstico psicosemiótico sobre La Alejiada de Ana Comnena

Pero el relato de la historia se constituye como un fuerte baluarte contra la corriente del tiempo, y hasta cierto punto contiene su flujo irresistible; y, de todas las cosas que se han hecho en él, tantas aquellas como las que la historia ha tomado en cuenta, este relato es lo que las asegura y enlaza y junta, y no les permite dispersarse en el abismo del olvido en la nada.

Ahora, yo reconozco este hecho. Yo, Ana, la hija de dos personajes de la realeza, Alejo e Irene, que he nacido y me he creado en el color púrpura. Yo no he sido ignorante de las letras, pues he cursado mis estudios de griego hasta el más alto grado posible, y del mismo modo no carezco de práctica en retórica; he estudiado con gran cuidado y profundidad las obras de Aristóteles y los diálogos de Platón, y he enriquecido mi mente por medio del "cuadrivio" del conocimiento. (Mas yo debo dejar todo esto afuera del relato; pero no fanfarroneo para nada al establecer lo que la naturaleza y el celo por el aprendizaje me han otorgado, y lo que a ello han contribuido los dones que Dios me aportó por nacimiento y fortuna).

Sin embargo, para resumir: en este escrito mío he intentado hacer el recuento de los hechos realizados por mi padre, para dejar por seguro que no se pierdan en el silencio, o sean borrados por completo, como puede llegar a suceder, que sean llevado por la corriente del tiempo hasta el mar de todo lo que se llena de oscuro olvido; y no he de contar sólo sus logros como Emperador, sino que también todos aquellos servicios que rindió a varios Emperadores antes de que él mismo recibiera el cetro.

Así, lleno de retumbes de memoria e ingenio, continúa, solemne, en eterno duelo, el Prefacio del relato histórico de Ana Comnena; pero es imposible, aquí y ahora, traducir toda La Alejiada, llenarla de notas y glosas críticas --no es nuestro objetivo. Baste con lo hecho hasta aquí, para invitar más lecturas del texto completo, más voluntades traductoras. También es imposible sintetizar más información por ahora. Ya con los enunciados que hemos traducido da para un largo rato de indagación, relfexión, interpretación y crítica. Un buen ejemplo de lo que significa la PSICOSEMIÓTICA.

Resumamos...


Identidad receptora
La Chorcha Chillys Willys. Una comuna libertaria, integrada, básicamente, por tres personas. Todas mayores de cuarenta años, académicas de la UNAM, en México. Cuando nos volvemos cada vez más gastronomitas y transdisciplinarias. En un momento donde revisamos y deshacemos nuestro feminismo radical, para llevar más lejos la cuestión de la liberación de las mujeres, más rumbo al lado queer donde queremos estar ahora. Por ello, revisamos historias de quienes Hortensia Moreno llama "las héroas" (Vida en peligro). Llegamos esta vez a Bizancio preguntando por la cocina, buscábamos la historia del azúcar; poco hemos podido encontrar. Allí nos encontramos con La Alejiada de Ana Comnena, documento donde, por cierto, hay poca información gastronómica.

Discurso
Historia de la liberación de las mujeres, desde el punto de vista historiográfico que hemos aprendido de Guy Rozat. Una escritura de mujer apoderada en grado sumo, extremo. Historia del Imperio Romano de Oriente que no es exactamente lo mismo que Bizancio. La historia que narra Ana Comneno sobre la vida de su padre, el emperador Alejo I. Una hagiografía o "novela", según Geoges Dumezil. No un mito; pero tampoco la verdad de los hechos y las cronologías; en eso hay muchos "errrores" y puntos oscuros.

Objeto
Recordar la historia de un ser excepcional, según la narradora, ese emperador, su padre, un relato que va desde el nacimiento de éste hasta su muerte. Con significativos embragues con los sentimientos de la autora, su hija, que debe actuar en la narración como testigo distante y objetivo, sin serlo. Aunque, ella, en sus debidos momentos, sabe deslindarse de todo interés egoísta aparente. Un recorrido en el tiempo que discurre de 1069 a 1118, con toda la geografía del Imperio como escenario, centrando todo en Constantinopla y la corte.

Argumento
Wikipedia (click aquí) en lengua inglesa, but of course.

Imágenes
Descripción subjetiva de narradora omnisciente. Fuera de la exigencia de verdad historiográfica contemporánea. Se describe todo desde el punto de vista de la corte y la familia gobernante. Imágenes de política y guerra a la bizantina, descritas más que nada en forma novelada. Más cerca del chisme y la opinión interesada, aunque con máscara de mirada sin juicio, sólo escritura. Se domina información sobre táctica militar y las ciencias de la época. No se sigue el modelo aristotélico, hay saltos o rupturas en el tiempo y el espacio, lo mismo que en el sentido de la diégesis. El estilo y la retórica son intencionalmente anticuados, arcáicos, con firme voluntad clásica para Bizancio. Muy bien puede ser una compleja construcción retórica, armada con palimsestos o intervenciones de otros documentos provenientes de la época que se relata. y algunos contemporáneos a la época en que se produce el texto, alrededor de 1148.

TEXTO : diégesis/mimeis

Signos
El original es un códice manuscrito en papiro, seguramente con tinta y cálamo. No tenemos noticia de dónde se pueda encontrar, si se conserva en alguna parte. La lengua empleada es el griego ático del Imperio de Oriente, un ejercicio que demuestra la continuidad vital de la lengua griega desde los tiempos de Homero, citado en el texto de La Alejiada, hasta el momento en que Ana Comnena se supone que escriba o dicte esta narración, cosa de unos dos mil años de existencia. Pero la versión con que operamos es digital, de internet, la traducción en lengua inglesa que es propiedad del dominio público de la humanidad... Elizabeth A. Dawes, publicada en Londres en 1928.

Documento
Esta edición en línea corresponde en lo básico a la edición de 1928. Tiene como contexto inmediato, de gran utilidad imaginativa, el portal en que se encuentra incrustado el documento: Medieval Sourcebook, editado por Paul Halsall. Lo integran una Introducción de la traductora, la Introducción de la autora y los quince libros del relato que se conserva como La Alejiada. Como ya dijimos antes, hasta donde llevamos investigado, no tenemos idea de cómo pudo ser el documento original como cosa en sí, todo lo que se diga aquí es mera especulación por contexto.

Articulación
Todo queda en sombras y más especulación sobre la forma cómo pudo ser escrita La Alejiada. Ni siquiera se puede demostrar que sea obra real de Ana Comnena. Lo que se tiene es un documento histórico, según el género clásico antiguo, más cerca de la novela y la hagiografía que de nuestra idea de la verdad histórica. Un Prefacio introductor del relato y quince libros para desarrollarlo.

Código
Gramática griega ática bizantina.

Identidad emisora
Ana Comnena. Una mujer de la más elevada aristocracia de Bizancio, alrededor de los sesenta años. En el exilio. Viuda, sin hijos.

Friday, April 17, 2009

Nuestro servicio


¿De verdad nadie sabe bien a quién sirve?

Ella narra la gloria de su padre como emperador y los servicios que él ofreció a otros emperadores. La clave del juego es servir.

Lo dijo Rabindranath Tagore...

dormí... y soñé...
que la vida es alegría

desperté... y vi...
que la vida es servicio

serví... y vi
que el servicio es alegría

Nosotras nos servimos de ella, Ana Comnena, nos sirve para recordadr e interpretar; y así la servimos a ella. Reactivamos su memoria. La tenemos presente. Nos activa la memoria. Es un intercambio de servicios. Que continúa. Después de casi ya mil años de que ella existiera.

¿Le servimos a quien lee? Si lee, seguro que sí en algo. Pero si no, ¿qué?

Nos servimos a nosotras.

Juego de servicio(s). Trama de servicio(s). La interpretación. Sea como sea.

Thursday, April 16, 2009

El "Incipit " de La Alejiada


El primer enunciado del texto del Prefacio de La Alejiada ya da para un buen rato de reflexión...

El tiempo, en su flujo irresistible e incesante, arrastra con su corriente todas las cosas creadas, y las hunde hacia las profundidades de lo obscuro, sin importar si ellas no fueron dignas de ninguna mención, o de lo más notable e importante; y de tal modo es como
dice el trágico: "él trae, de la oscuridad, todas las cosas al nacimiento, y todas las cosas nacen por la noche envueltas ."

Imposible, por ahora, situar siquiera por aproximación los términos griegos puestos en juego por el manuscrito original. Se sabe que Ana Comnena tiene un marcado estilo ático, es decir, muy próximo a la escritura y vocabulario los tiempos antiguos, tanto los clásicos de Grecia como los de la Roma de los orígenes del cristianismo; luego entonces: el pensar que dirige el relato o la exposición es un fino producto de la lectura y la escritura de los escritores clásicos, desde Homero y Píndaro hasta Marco Aurelio. Una lectura propia del medio oral en que se escribe, donde no se lee necesariamente viendo el texto, sino mediante la lectura en voz alta de éste por otra persona, por ejemplo. De manera que su vocabulario y sintaxis deben estar muy lejos del habla y los usos de su tiempo en el Imperio de Oriente, son los usos y costumbres de la élite suprema. También entendemos que, por eso mismo, ella estudió filosofía y filología, además de teología, de manera que no usaría las palabras sin pensarlo mucho.

Mientras tanto, el arranque de su relato ya es "existencialista" en grado extremo...

El "tiempo", que todo lo hace posible, también todo lo devuelve al olvido. La fuera del tiempo es la nada absoluta, lo definitivo del número cero total. Y no hay camino de regreso, el tiempo avanza en una dirección, en un flujo intenso y permanente. Ello deja sospechar que el Dios de Ana Comnena no guardará memoria de todo lo ocurrrido, sólo de aquello por lo que la misma humanidad responda. La historia de la salvación será en síntesis una acción contra el olvido y la nada. Una rememoración. Por eso, según el modelo de Ana Comnena, la escritura de la historia actúa en contra del peso y el paso del tiempo.

Nos queda pensar que su idea del tiempo no es la del calendario y la cronología, no es el tiempo como ritmo y medida, no es el tiempo como geometría o escenario del teatro de la memoria. Ella habla de algo terrible como Saturno y Cronos, habla del tiempo como oscuridad y olvido, habla del flujo envolvente del tiempo como caos que fluye sin que nadie ni nada lo detenga o contenga. Aquello negro como el fondo de la noche contra lo que actúa la memoria humana, por medio de la escritura.

La tragedia citada es Áyax de Sófocles. Una obra donde el reconocimiento del peso y el paso del tiempo significa no estar en la locura. Pensar contra el tiempo es muestra de razón, saber guardar la memoria y poder recordar cosas que están más allá del aquí y ahora inmediatos.

Y lo que Ana Comnena elige recordar con la escritura es la vida y la obra imperial de su padre, Alejo I. Falogocéntrica, se reconoce por completo dentro del orden simbólico del patriarca, de manera que escribe la historia que su difunto esposo apenas pudo comenzar a redactar. Una historia excepcional. La del emperador de Bizancio como padre semejante al Padre de la Trinidad, es decir, como expresión mundana del símbolo sagrado de la paternidad divina. Y así sucesivamente. Ese inmenso juego de espejos que todo lo vuelve un círculo vicioso donde gobiernan, supremos, empíreos: el ego, el dinero y la herencia de la propiedad privada. Ya desde mucho antes de que estalle en el siglo XIX el capitalismo financiero que sólo parece haberlo inventado todo eso, ya que lo recibe cargado de fuerza de un pasado más profundo y revuelto.

Pero, si creemos al poema de Cavafis, este inicio retórico indica que ella, la autora y narradora, auténtica receptora de la "areté" de Alejo, sí sabe guardar la digna memoria de lo que su hermano, el legítimo emperador, según se deja entender, no sabe guardar como se debe, pues no faltará el momento donde se le califique de gente estúpida.

Todo ocurre, deja entender ella, como un servicio a la memoria de ese ser humano excepcional, el emperador Alejo I. Aunque ello le cueste refrendar el duelo interminable con sus lágrimas y desconsuelo por la muerte del padre. Pues todo lo que sea el orden correcto del universo debe ocurrir, según este esquema, de acuerdo al servicio, todo mundo es siervo de Dios, incluido el emperador. Pero, por eso mismo, todo mundo es siervo del emperador y eso vuelve al emperador el siervo de todo mundo, como Jesucristo. Y así sucesivamente. Hasta dejarnos pensar que ella se considera una metáfora de la divinidad suprema, una metáfora excepcional, por su modo de servir al Imperio, al emperador y a su padre; aunque cuando escribe se encuentra ya recluida en un convento, exiliada de la corte imperial y de Constantinopla por culpa de las oscuridades de la política y su falta de fortuna para controlarlas.

Ella escribe para reponer lo perdido por la suerte, para recuperar la condición real que merece, en todo el sentido de la palabra "real". Sobre todo en un orden simbólico donde parece que la realeza era un reflejo del don o aréte del poder de la soberanía imperial.

Una decisión hermenéutica


Interpretar como una persona real a la narradora intradiegética que se autopresenta como autora de La Alejiada puede ser como hacer lo mismo con el narrador intradiegético del Lazarillo de Tormes. Bien se puede estar psicoanalizando una mente ficticia, creada únicamente con palabras, pura literatura. Pero se dice que Balzac lloró y guardó luto cuando Papá Goriot muere en La Comedia Humana.

Sin embargo, no es lo mismo un burgués parisino, buena onda y sufrido, que la casi emperatriz de Bizancio en una de las horas cumbres del Imperio de Oriente, Ana Comnena.

Resulta fácil dejar ver que todo es fábula y mito en La visión de los vencidos de Miguel León Portilla; pero no hay por donde argumentar igual sobre el documento de La Alejiada.
No se puede resolver el enigma. Quizá ya nunca. Es un punto indecidible. Lo que se diga a favor, de inmediato puede valer lo mismo en contra.

Todo lo que hace referencia al nombre de esa mujer real, Ana Comnena, todo apunta a esa actuante trascendental de La Alejiada. La hija primogénita del protagonista principal de relato, el emperador Alejo I. Así la leemos aquí. Como una mujer real, productora de la escritura en sí del texto de La Alejiada; aunque mucho nos hace pensar que realmente la dictó y la ordenó sin quizá jamás haber escrito una sola de sus páginas. Que así era Bizancio y el mundo del medio oral, tan cuatro siglos antes del comienzo del orden del libro y la imprenta.

Por tanto, hay que elegir. Y optamos por imaginarla de carne y hueso, real. Reconociendo siempre con Pierre Klossowski que lo del sujeto y su conciencia es un asunto de gramática, no de realidad.

Nos sorprende, de tal modo, todo lo que pueden construir unos cuantos enunciados con verbo, sujeto y adjetivo para crear la sensación de que tratamos con un ser humano de verdad. Pues, así, la verdad, otra vez, resulta La Gramática. O sea, el Dios que no hay ni habrá --como tu ego/Ego.

Invisible. Sólo escritura. Ana Comnena. Distante. Rara. Nada de su voz se oye, nada de ella como organismo humano podemos comprender. Pero allí está. Sólo concepto. Una mujer, de la que tenemos noticias de que estuvo casada; pero sin hijos. Escritora, política, exiliada. Y siempre más. Quien vivió como Ana Comnena en el siglo XI. Objeto de nuestra curiosidad y deseo en la lectura de La Alejiada en traducción al inglés. Para no olvidar la distancia, lo imaginado.

Wednesday, April 15, 2009

¿Cómo la pudo haber escrito?


Sí, así es. Si de verdad La Alejiada es una obra de Ana Comnena, ¿cuál pudo ser la articulación real de este documento? ¿Lo escribió ella con su propia mano? ¿De qué modo? ¿Con qué instrumentos?

Pero, ¿acaso no pudo ser de otra manera?


Que ella nada más dictara la historia que cuenta a un amanuense. Los conventos ortodoxos griegos de esa época no excluyen tal posibilidad, mucho menos donde ella estaba, un convento fundado y patrocinado por su madre, Irene Ducas. ¿No pudo ser como deja ver la imagen que incluimos como ilustración en esta entrada de blog?

Incluso, de acuerdo con el orden posible de Bizancio, todo pudo ser más complejo y rebuscado todavía, más solemne, burocrático y artificioso; más, ¿por qué no?, "bizantino".


Bien pudo ser escrita por un grupo de monjas o de monjes o de unos y otros trabajando juntos. Todo a nombre de ella, Ana Comnena, para ella. Como los retablos novohispanos eran considerados obra de quien los patrocinaba y no de quien los fabricaba con sus manos.

Los usos y costumbres de la retórica pueden ser muy diversos. Más aún cuando está en juego la historia de un imperio entero.


Sí. ¿Cómo era, cómo pudo ser el "escritorio" de Ana Comnena?

¿Le podía ella dirigir la palabra a un varón del modo que deja sospechar el cuadro de arriba? ¿No podía estar ahí la otra mujer precisamente como mediadora entre ambos personajes?

¿No pudo haber más personas presentes e intermediando entre la que cuenta la historia y quien la pone realmente por escrito?


Nada se puede responder en forma clara y definitiva. Nos falta información para ello. Así sucede siempre. Aunque, entonces, siempre puede reunirse más o menos información, siempre se puede trabajar más o menos la interpretación. Así ocurre con esta obra de Ana Comnena desde hace cinco siglos cuando menos.

Se repite y es diferente. Es el mismo documento y cambian las lecturas, se ven otras cosas y se olvidan otras. Automatismo de repetición y voluntad de potencia.

Sobre la línea del nihilismo, cuando es patente el olvido del Ser.


Cuando el sujeto individual simple, enmascarado con el pronombre personal Yo, manifiesta ser únicamente una construcción de impulsos, sin centro, sin auténtica unidad, quizá sólo miedo a la muerte. Quizá nada más eso hay detrás de la firma de un autor, en tanto que firma y autor son dos conceptos harto subjetivos, sobrecargados de deixis.

Ana Comnena, un fantasma invisible que teletransmite una historia, la diégesis de un documento extraño, producto de un orden simbólico ya muerto, truncado, irrecuperable. En el que, sin embargo, pensamos, seguimos pensando, porque nos llega de muchas formas su huella como cultura, su sombra de fantasma histórico como lenguaje escrito. Un relato anclado en el testimonio indirecto de quien cuenta la historia, alguien que se autodeclara objetivo y distante, desinteresado y frío al narrar los hechos que traman su cuento. Cuando la veracidad misma de ese relato depende directamente de esa subjetividad que niega, y que nos interesa reconstruir, seguir reconstruyendo... Como se reconstruye un sitio arqueológico.


Una repetición que repite y no repite, Ana Comnena. Nuestra interpretación psicosemiótica de su texto. Comunicarnos así con ella, un fantasma. Con Bizancio. Rara repetición donde raro es pensarlo y decirlo. El sistema psicosemiótico, el código de códigos de la recursividad que libera el sentido, impulsándolo hacia el futuro y el pasado de modo excepcional, libre.

¿Acaso no será una locura hablar así de un fantasma invisible?


No se puede saber con exactitud. Todo es, de cierta forma, una locura, en tal caso. Lo mejor, ya se dijo, es la inacción. Todo el taoismo. Pero cuando no es la locura del encierro psiquiátrico y el aislamiento incomunicado, cuando no es el pozo negro de la psicosis, interpretar así deviene otra cosa. Más cerca de la poesía y de la filosofía, sobre todo si tiene que ver con la historia.

Un fantasma invisible. Un documento y la fama de un nombre, la memoria de una persona importante por muchos motivos, casi inolvidable para Occidente y lo que ahora es el retorno de Oriente con mil y un rostros.

Por pensar en Ana Comnena y leer La Alejiada. Hacer la interpretación rara de un texto raro, que, sin embargo, bien forma parte del canon institucional de la actual cultura de la globalización del orden del dólar.

El escrito de una mujer, los quince libros de La Alejiada. Un hecho fuera de serie, en su tiempo y geografía inmediatos, lo mismo que ahora, todavía ahora. Que una mujer escriba la historia de un momento por mil razones "crucial" para la historia universal, y que lo haga como testigo involucrado en el relato que trama. Un reto para la hermenéutica historiográfica --un modo radical de fundar la razón desde el principio de la realidad.

Interpretar el fantasma, los fanstasmas. Sin ilusión y sin magia, sin religión y sin más allá de la muerte. El fantasma y los fantasmas como la huella escrita que hace posible pensar, la gran amplitud del pensar. Cuando es pensable pensarla desde un documento en lengua inglesa, traducción de lo que se supone ella escribió en la lengua griega ática de la aristocracia del Imperio Romano de Oriente del siglo XI. Lo que ocurre como tiempo en nuestra memoria mediante este acto de comunicación, donde pasado y futuro se extienden, en efecto, hasta el infinito, sin límites.

Invisible. Pura escritura. Ana Comnena. Nuestro ejemplo actual en la aplicación de la psicosemiótica que en esta blog ya desarrollamos.

Llama la atención, entre muchas cosas, la inexistencia de la infancia. Es un mundo donde hay que madurar lo más pronto posible, no hay tiempo que perder. A los catorce años se está dispuesto a morir en la guerra o en el parto, no hay tiempo para más. La gente muere joven, muy joven, todo el tiempo.

Y las mujeres no pertenecen al orden público, siempre son cosa del patrimonio casero, hasta cuando actúan como emperatriz o compañera de guerra. Son las compañeras de un varón, las representantes de un varón. Como Ana, que está siempre situada entre su padre, su hermano y su esposo.

Que pueda escribir y que escriba lo que escribe son hechos excepcionales. Ninguna mujer de su época pudo tanto. Tener la educación que ella tuvo, superior a la de la mayoría de los varones. Más la facultad de escribir. Y escribir la historia del imperio, la historia de su padre el emperador.

Pero, entonces, es evidente que la idea de verdad de ella y la nuestra son diferentes. Sobre todo en lo referente a la verdad histórica. Dos estratos muy diferentes y muy distantes entre sí. Por eso también la emoción de interpretar, de interpretar La Alejiada.

Contextos de teoría(s) y método(s)




TEORÍA CRÍTICA



de(s)construcción



XUL SOLAR



OTREDADES



Información sobre Ana Comnena en la red


La Wikipedia en lengua inglesa, porque en castellano casi no hay nada sobre ella.

Hacedoras de la historia.

Historia clásica, un debate interesante.

La Enciclopedia Católica en lengua inglesa, porque en lengua castellana sólo aparece de modo indirecto.

Sobre la formación de las mujeres bizantinas.

Información sobre La Alejiada en la red


La Wikipedia en lengua inglesa, porque en castellano hay bien poco.

Unos cuantos fragmentos.

Primera mujer historiadora.

TEXTO COMPLETO EN LENGUA INGLESA.


¿Por qué la Alejiada con J y no la Alexiada con X?


Buena pregunta.

Por ironía subalterna. Para que no se diga. Es nuestro estilo raro.

Escribimos y pensamos la PSICOSEMIÓTICA desde México, que se escribe con X; pero se dice o pronuncia como "Mé-Ji-co". Igual ocurre con la palabra Oaxaca, que se pronuncia "Oa-Ja-ca". ¿Por qué? Por razones que bien podemos llamar oscuras y bizantinas dentro de la gramática y la grafía del castellano en la sociocultura mexicana.

Entonces, el nombre del emperador Alexius I, puesto en correcto castellano es el de Alejo I. Con J... "A-le-Jo".

¿Por qué decir entonces La Alexiada? Trata de Alejo, es La Alejiada.

Nos salimos de la marca anglosajona, que opta por la X y la pronuncia como casi una J. Hacemos resonar la J castellana. Desde la ambigüedad occidental de México, donde Bizancio suele ser lo que no hay.

Así de raro y correcto queremos estar en esto de interpretar La Alejiada de Ana Comnena en este espacio.

Ojalá, ya en tal caso, haya una lectura receptora correspondiente, capaz de jugar con esta máquina textual sobre Bizancio. Porque desde Bizancio se quiere revisar la gran cosa del Signo y los signos.

CON ÉSTE VENCES.


--¿Y si no? Le das el trato apropiado y te lo acomodas donde mejor te rime con banano.

La Alejiada


De Ana Comnena, la persona de carne y hueso que existió en el siglo XI de nuestra era, nada más se cuenta con este escrito. Como ya dijimos, no tenemos noticia de que exista un manuscrito auténtico de su autoría. Todo lo que aquí tenemos es lo que aporta la red. Una imagen virtual. Puros símbolos, ya que no hay ni una sola imagen icónica de ella. Todo es especulación. Sólo nos queda el documento de La Alejiada, en este caso: una cosa bien virtual.

Quizá el escrito sea una falsificación. Desde donde estamos, no es posible decidir. Se sabe que los bizantinos tenían un gusto desmedido por la imitación y la invención de imitaciones.

La tradición lo caracteriza como un documento histórico; pero no ha faltado quien diga que es un poema en prosa, una bella elegía por el padre muerto y el tiempo que no volverá. Y lo más sensato hoy día es calificar su argumento como una hagiografía, una vida de hombre santo inventada de acuerdo a las necesidades teológico-políticas de la época. Porque resulta muy difícil tratar de establecer el motivo de tal producción. Hay muchas posibles; pero todas dependen de la especulación.

Cuesta trabajo imaginar siquiera los modelos de intercomunicación efectivamente bizantinos. Casi todo hay que reconstruirlo sobre nada.

No sin cierta coqueta ingenuidad, se ha dicho que La Alejiada es producto del amor de una hija por su padre. Suena bonito, pero...

También se dice que es un modo de recordar al último emperador digno de Bizancio, lo mismo que un alegato velado contra el hermano, Juan I Comnena, al que no se deja de calificar como "estúpido". Una elaboración con estructura de historia para demostrar con la memoria y los hechos que quien escribe, Ana, es la legítima heredera del espíritu, el reino y la soberanía del emperador Alejo. Y así ha venido ha ser de alguna manera; pues ahora Ana es la emperatriz real de la memoria textual de Bizancio en los siglos X y XI.

Pero también puede ser que La Alejiada sea realmente un escrito en contra de los cruzados de Occidente y su invasión bárbara y vulgar, enmascarada de liberación de Jerusalén; pero en realidad convertida en saqueo despiadado de Bizancio y Constantinopla.

Más la idea de que realmente sea una novela escrita tiempo después de muerta Ana Comnena, por alguna monja o monje con mucha erudición y voluntad oratoria. Una novela de las de esa época de antes de Julia Kristeva, claro, hecha para justificar algo de la ley de la herencia y la propiedad privada de ella. Pues entonces no había libros, ni mucho menos novelas y novelitas para la gente que no tiene mejor cosa con que quedarse dormida por la noche o en el trabajo...

Quien conoce al lector... Mi hermano, mi prójimo...

Y así podrìamos seguir un rato.

Porque lo mejor es dudar, no dejar de dudar. Dudar y dudar de todo, aunque la escritura aparente que no se duda de lo que ya está escrito.

Entonces, no nos llega ningún índice real de que ella, Ana Comnena, haya existido, únicamente tenemos el documento de La Alejiada. Un texto publicado en Occidente, según entendemos, hasta el siglo XVII.

Pero nada hace posible decir que ella sólo fue un ente de ficción. Realmente nació y murió una mujer llamada Ana Comnena, primogénita del emperador Alejo. Lo demás ya es más discutible.

Por tanto, La Alejiada es un conjunto de legisignos calificados así por el canon de Occidente sobre Ana, aunque la diégesis del texto no la incluya más que de modo indirecto como narradora o historiadora de la vida y los tiempos de su padre. Únicamente un
rhema simbólico de existencia, dicente del ser de su familia y condición social y argumento sobre su trabajo de escritora.

Casi nada, con todo lo que se ha escrito sobre todo ello.

Sobre todo cuando las preguntas son: ¿De verdad La Alejiada es un escrito de Ana Comnena? ¿Para qué lo escribió ella? ¿Cómo lo hizo? ¿Es verdad todo lo que dice? ¿Se puede saber que sí es mentira?

Pero seguimos interpretándola.

Con más preguntas: ¿Tendrá sentido pensar en ella desde México y el siglo XXI? ¿No será mejor hablar de que se nos acaba el petróleo y no se nos hizo que todo mundo tuviera su bochito estacionado en el garage de su condominio en Utopía? ¿Las mentes "jodidas" más por la SEP que por Televisa, podrán entender hoy día lo que podría constituir la interpretación historiogràfica crítica del pasado, o sea, la interpretación con perspectiva subalterna? Que, en nuestro caso, no puede ser orientalista ni anti-orientalista, sino, ya en tal caso, bizantina y barroca, como con la lectura de todo esto se puede comprender.

Sin embargo, para seguir pensando en la lectura de La Alejiada como interpretación de la mentalidad de Ana Comnena, al inglés con que ya trabajamos su lectura, nosotras podemos aportar la traducción del griego y el latín clásicos, más la voluntad firme de ejercer sin titubeo la lectura filológica, que rumia los documentos como el pasto del Ganges las vacas de la India, que ni se espantan las moscas con la cola porque tienen un chingo de parias para ello. Y creemos que lo hacemos con menos inocencia historiográfica que el especialista que mentamos en la entrada de blog de aquí abajo. Por eso también ya vamos a lo que viene aquí arriba.