Thursday, April 16, 2009

Una decisión hermenéutica


Interpretar como una persona real a la narradora intradiegética que se autopresenta como autora de La Alejiada puede ser como hacer lo mismo con el narrador intradiegético del Lazarillo de Tormes. Bien se puede estar psicoanalizando una mente ficticia, creada únicamente con palabras, pura literatura. Pero se dice que Balzac lloró y guardó luto cuando Papá Goriot muere en La Comedia Humana.

Sin embargo, no es lo mismo un burgués parisino, buena onda y sufrido, que la casi emperatriz de Bizancio en una de las horas cumbres del Imperio de Oriente, Ana Comnena.

Resulta fácil dejar ver que todo es fábula y mito en La visión de los vencidos de Miguel León Portilla; pero no hay por donde argumentar igual sobre el documento de La Alejiada.
No se puede resolver el enigma. Quizá ya nunca. Es un punto indecidible. Lo que se diga a favor, de inmediato puede valer lo mismo en contra.

Todo lo que hace referencia al nombre de esa mujer real, Ana Comnena, todo apunta a esa actuante trascendental de La Alejiada. La hija primogénita del protagonista principal de relato, el emperador Alejo I. Así la leemos aquí. Como una mujer real, productora de la escritura en sí del texto de La Alejiada; aunque mucho nos hace pensar que realmente la dictó y la ordenó sin quizá jamás haber escrito una sola de sus páginas. Que así era Bizancio y el mundo del medio oral, tan cuatro siglos antes del comienzo del orden del libro y la imprenta.

Por tanto, hay que elegir. Y optamos por imaginarla de carne y hueso, real. Reconociendo siempre con Pierre Klossowski que lo del sujeto y su conciencia es un asunto de gramática, no de realidad.

Nos sorprende, de tal modo, todo lo que pueden construir unos cuantos enunciados con verbo, sujeto y adjetivo para crear la sensación de que tratamos con un ser humano de verdad. Pues, así, la verdad, otra vez, resulta La Gramática. O sea, el Dios que no hay ni habrá --como tu ego/Ego.

Invisible. Sólo escritura. Ana Comnena. Distante. Rara. Nada de su voz se oye, nada de ella como organismo humano podemos comprender. Pero allí está. Sólo concepto. Una mujer, de la que tenemos noticias de que estuvo casada; pero sin hijos. Escritora, política, exiliada. Y siempre más. Quien vivió como Ana Comnena en el siglo XI. Objeto de nuestra curiosidad y deseo en la lectura de La Alejiada en traducción al inglés. Para no olvidar la distancia, lo imaginado.

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